El Pulso Laboral

Lunes 25 mayo 2015

02:30 pm

Recursos Humanos

Siestas corporativas

Por: Adriana Rodríguez

Es muy común que, sobre todo después del almuerzo, descienda nuestra temperatura y nos invada una tremenda somnolencia. Estos efectos son generados porque el organismo emplea una gran cantidad de energía en el proceso de digestión. Por eso, en muchas culturas se acostumbra tomar una pequeña siesta de 30 minutos después de comer, que sirve para reponer energías y terminar la jornada diaria.

Además de su efecto reparador, la siesta refuerza el sistema inmunológico. Favorece un tipo de sueño profundo (de ondas de baja frecuencia) durante el que se segregan hormonas que renuevan los tejidos y fortalecen el sistema inmune.

Sin embargo, y aunque quedarse dormido en el trabajo suele no ser la imagen que pretende transmitir un ejecutivo dinámico, la falta de sueño tampoco es lo mejor para el rendimiento laboral.

Según el artículo Napping Your Way To The Top de BusinessWeek, muchas empresas están permitiendo que sus trabajadores duerman unos minutos después de almorzar, pues investigaciones recientes han demostrado que los trabajadores que duermen la siesta están más concentrados, aumentan su rendimiento, su productividad y su creatividad en horas vespertinas.

Nike y Deloitte son algunas de las compañías que están fomentando este hábito introduciendo nap lounges en sus instalaciones, es decir salones a media luz con sillones donde se puede echar “un camaroncito” después de comer. La NASA también valora este reparador descanso y lo incorpora a la rutina diaria de sus astronautas en los viajes espaciales; y, en España, la mayoría de las empresas tienen como parte de la rutina un par de horas de permiso para que los empleados duerman un rato en las tardes.

La especialista en sueño, Sara Mednik, citada en el artículo de Business Week, señala que 20 minutos de siesta después de comer dejan al empleado en óptimas condiciones para seguir con la demandante rutina laboral. Esta es la cantidad de tiempo ideal para un sueño liviano y regenerativo.

A pesar de esto, la percepción de eficiencia de muchos jefes tiene que ver con la cantidad de horas que ve al trabajador sentado frente al computador, por lo que es probable que todavía falte mucho tiempo para que la costumbre de la siesta sea definitivamente aceptada en las compañías.

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